Ray Charles
no es un artista que la mayoría del público asocie inmediatamente
con el género country, como sucede con, por ejemplo, Kenny Rogers
o Dolly Parton. Su nombre está más conectado con estilos
como Blues y Jazz, aunque los conocedores del estilo que nos compete
saben bien que “el hermano Ray” o “Brother
Ray” como llamaban a Ray Charles Robinson, hizo mucha y muy
buena Música Country.
El filme de Taylor Hackford –quien anteriormente nos diera otra
biopic, la de Richie Valens en la estupenda La Bamba- desde el principio
arranca mostrándonos a Ray tocando en un pequeño grupo
de country, siendo ésta de los primeros estilos musicales con
los que estuvo en contacto en su infancia, a través del legendario
programa radial del Grand Ole Opry, hasta llegar a la década
de los 60 cuando, en contra de los consejos de todos, decide encarar
clásicos del género country a su manera, probando que
aquellos que le decían “¡estás loco!”
estaban más que equivocados. A lo largo de su carrera, Charles
continuó siempre incursionando en la Música Country y
seguramente hizo él muchísimo por derrumbar las barreras
raciales en la música. Una vez le preguntaron porqué hacía
country a lo que contestó: “Hay muchos negros con sombrero
de cowboys por ahí”. Los años, las mujeres,
las drogas y los éxitos transcurren en una biografia precisa,
clara y concreta, con una asombrosa interpretación de Jaime Foxx
–ganador del premio Oscar de la Academia como Mejor Actor por
esta actuación-, retrato que fuera aprobado por el mismísimo
Charles antes de su muerte en junio del 2004.
Foxx no interpreta los clásicos de Charles como hiciera Sissy
Spacek con los éxitos de Loretta Lynn en La Hija del Minero,
sino que hace lip-sync, o sea que mueve los labios mientras suena la
voz original del Maestro, al estilo de Dennis Quaid y la música
de Jerry Lee Lewis en Great Balls of Fire o Jessica Lange y
la música de Patsy Cline en Sweet Dreams. Sin embargo,
el lyp-sync de Foxx es tan preciso que uno realmente cree que el hombre
es el responsable de la parte vocal. En lo que respecta a imágenes,
Hackford, que fue un director que comenzó haciendo videoclips
en Australia, vuelca en éste, así como en todos sus filmes,
aspectos de videoclips y presta minuciosa atención al aspecto
visual, tratando cada cuadro con sumo cuidado: basta ver los primeros
minutos cuando vemos las manos de Foxx/Charles y luego la cámara
hace un zoom out, alejándose para revelar esas manos reflejándose
en los lentes oscuros del intérprete.
“Ray” es una biografía magistral que atrapará
a todos desde el momento, con un nivel digno del artista al que presenta.
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